Quieres criticar al que se va de Venezuela? Piensa en estas cuatro características

Al día de hoy las palabras de Lorenzo Mendoza, Presidente de Empresas Polar, retumban en los oídos de muchos venezolanos que aún luchan por Venezuela desde Venezuela.  
Eso ha generado una cantidad de reacciones dentro y fuera de las fronteras de nuestro país. Unos a favor del discurso del Sr Mendoza, y otros en contra.

Como estoy fuera de mi país desde hace un tiempo atrás, claramente considero las palabras del Presidente de Polar oportunas para impedir que más talento nacional salga; por otro lado, un discurso bonito no es garantia de un salario justo, ni de libertad económica, o de seguridad personal.

Vamos intentar ver las variables en perspectiva:
  • El deseo de luchar por el país sin salir de ahi es admirable y digno de coraje, porque las circunstancias son contrarias al desarrollo personal y social, con una economía contraída y corrupta, y un marco legal injusto, lo que aleja nuevas inversiones y crea incertidumbre en la población.
  • Quien sale del país se aventura a lo desconocido, a vivir en otra cultura, a respirar nuevos aires (que no quiere decir "un mejor aire"), él no va a hacer turismo, y muchas veces sus primeros empleos son sub-empleos, lejos de las capacidades académicas y profesionales que tiene.

Parte de la realidad de vivir en el extranjero para un venezolano 

I  - Vivimos humillados

Es irresponsable pensar que el que se va huye del país, o como dijo Lorenzo Mendoza "cambia unos problemas por otros". Claro que los cambia, pero no en el sentido peyorativo que algunos nos acusan - aqui entro yo, porque fui muy criticado cuando manifesté mi deseo de irme del país - sino en buscar alternativas para la vida; de ver nuevas oportunidades para nuestros hijos. Y de lavar la imagen de Venezuela en el mundo.

Porque todos los que vivimos afuera mostramos al mundo que aquella realidad de nuestro país es un accidente histórico producto de nuestros pecados de soberbia y arrogancia, de creernos los mejores por causa de nuestras riquezas naturales; cuando realmente somos pobres espiritualmente, altivos y soberbios por haber levantado una coalición para libertar cinco naciones del yugo español, y no reconocemos el aporte de los colombianos, peruanos y otros que también se entregaron y murieron por la causa de la Independencia.

De la misma forma, en nuestra arrogancia, nos mostramos como una potencia de papel, una nación que queria aparentar una riqueza monetaria pero no cultural, y Arturo Uslar Pietri hace muchos años lo habia vaticinado con la idea de "sembrar petróleo" para usar esa riqueza en diversificar y mejorar la vida del venezolano. En cambio, lo que hicimos fue despilfarrar los recursos, y elegir nuestro gobernantes en función de cuánto ellos nos podían dar en vez de cómo podíamos hacer crecer nuestra nación en justicia y equidad para todos.

Los que vivimos afuera vemos eso claramente, y creo que los que viven en países más industrializados deben verlos mucho más cuando deben cumplir las leyes que en nuestro país son burladas todos los días.

II - Intentamos explicar la realidad económica


Esa triste realidad de nuestra humillación mundial es una marca en nuestra frente. Siempre dijimos que fuimos un país que recibió extranjeros, y que hoy exporta familias, jóvenes y profesionales. Quien vive afuera tiene que itentar explicar ese Macondo en que se ha convertido nuestro país: un realismo mágico porque no hay cómo comparar nada con nada. Somos únicos para mal, y no para bien.

Un ejemplo: explicar el tipo de cambio del Bolívar a tasa Cadivi, Sicad I, II y etc.

En estos días me preguntaron - por enésima vez - como es la vida en mi patria. No supe dar una resposta sencilla, porque todo es complejo: cinco Poderes Públicos, varios sistemas cambiarios, un sistema económico mixto, sistemas de gobiernos paralelos, dinero circulando y colas en los supermecados porque no hay insumos básicos. Es terrible.

Y en ese intento de explicar esa realidad, sufrimos ataques de nuestros propios compatriotas que aun resisten dentro de nuestro país. Que piensan que nuestra vida es fácil, y que simplemente "huimos" de los problemas, o que fuimos cobardes, o nos faltó la fe para seguir allá.

III - Lo duro que es trabajar afuera

Trabajar en el Etranjero no es nada fácil.

Conozco personas que han tenido que hacer lo impensable para ganarse el pan afuera estando en condición legal. Muchas veces aprendiendo un oficio, o perfeccionando aquellos talentos oxidados por años de Universidad.

Y si usted piensa "Ah, quién les manda a irse, pues" permítame decirle que para ellos el consuelo es estar en un país donde algunas garantias están garantizadas, y aspectos de la vida que no se valorizan con dinero son rescatadas en esa nueva realidad.

A veces no es fácil volver a trabajar en el área de estudio por causa da realidad del otro país. Hay viene la paciencia y perseverar hasta volver al ejercicio pleno de la profesión. O ser creativo y despertar el espíritu emprendedor.

Trabajar no es fácil, a veces no se conoce la Ley y se puede sufrir de explotación. Un abogado amigo puede ayudar mucho en esos momentos dificiles. Intentar la reválida también.

IV - No me critiques, que yo tampoco te critico

Una última palabra por aqui.

El que se va no es cobarde, es valiente en su decisión de irse.

Parafraseando a Leonardo Padrón, el que se va pasar a ser un extranjero perpetuo: no solo en el país para donde va, sino también para su propio país al regresar. Porque la realidad cambia, y él no la experimentó más.

Para el que emigra, el país será siempre aquel que vio por última vez.

Para mí, el pasillo de Maiquetia fue la última imagen importante de Venezuela en mi vida. Admiro la obra de Carlos Cruz Diez, que junto con Soto son de lo mejor en cinetismo en este mundo. Y ese recuerdo del aeropuerto es fuerte porque fue la puerta de salida.

 Si estás en Venezuela, no critiques al que se va. Muchos no nos fuimos simplemente para huir del país. En mi caso, siempre quise vivir en otro país, conocer y asimilar otras culturas. Hoy, hago lo que creo que es la voluntad de Dios para mi vida, y vivo el momento con alegria y tristeza: la alegria de estar junto con mi esposa e hijos en un país que nos acogió bien, haciendo lo que nos gusta, sirviendo a Dios con alegria. Por otro lado, la tristeza de estar lejos de casa, y de ver cómo ella se cae a pedazos por culpa de todos nosotros.

El irme no me hace culpable de la destrucción, soy responsable de su pasado, pero no de su presente. Contribuyo, como escribí líneas arriba, a mejorar su imagen, pero quien está dentro tiene la responsabilidad y el privilegio de cambiarla allí, en la realidad donde está.

Yo, particularmente, no critico al que se quiere quedar en Venezuela. Esa persona es consciente de la realidad del país mejor que yo. Y si considera que la voluntad de Dios es quedarse, mejor que no se mueva de allí. Pero eso no lo hace más valiente que aquel que agarra sus maletas y se embarca en una aventura diferente.

Vamos acabar con esa dialéctica destructiva. Somos venezolanos, y hermanos separados por la distancia, pero unidos por la tierra que nos vio crecer.

Y quiero dejar el link de un poema de Pérez Bonalde, un poeta venezolano que escribió sobre el regreso del Exílio en "Vuelta a la Patria"

Que Dios te bendiga

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